La anestesia general es fuente de muchas preguntas y temores para usted y su hijo. Es esencial estar bien informado para comprender y preparar a su hijo para su " paso por la clínica " y tranquilizarle sobre los profesionales sanitarios que se ocuparán de él.
Antes de la operación, deberá ver a un anestesista para una evaluación preoperatoria. El anestesista revisará el historial médico de su hijo y le hará preguntas sobre sus antecedentes familiares, posibles alergias y estilo de vida. Al final de esta consulta, los resultados se registran en un documento escrito. El anestesista le informará sobre la técnica anestésica más adecuada para su hijo, le pedirá las pruebas que considere necesarias y, a continuación, le explicará a ambos las instrucciones que debe seguir y los pasos de la anestesia elegida.
Los riesgos de la anestesia varían en función de cada niño y del procedimiento que se realice. En general, para un niño que no padezca una enfermedad grave, el riesgo de complicaciones derivadas de la anestesia es extremadamente bajo. Es difícil estimar la probabilidad de estos riesgos porque varían mucho según los casos. De hecho, un trasplante de hígado en un niño de 8 meses no presenta los mismos riesgos que una operación de amígdalas en un niño de 5 años.
No obstante, se puede concluir que las complicaciones graves en la anestesia pediátrica son muy poco frecuentes. El equipo de anestesia y cuidados intensivos está capacitado para prever y hacer frente a todas las eventualidades.
La anestesia local consiste en "adormecer" una parte del cuerpo para que no sienta dolor. En adultos, los médicos pueden operar a personas que solo tienen "adormecida" una parte del cuerpo. Esta operación suele realizarse en la rodilla, la cadera o la mano, por ejemplo.
Sin embargo, la anestesia local requiere que el niño entienda y tenga la paciencia de permanecer despierto y relativamente quieto durante el procedimiento. No existe una regla absoluta al respecto, pero en general, a partir de los 7 años, se puede proponer la anestesia local para intervenciones cortas.
Cuando se elige esta opción, se perfunde sistemáticamente al niño antes de aplicar la anestesia y el médico le inyecta una solución que le permite calmarse.
Los riesgos a largo plazo de la exposición a la anestesia están menos claros. Actualmente se está investigando mucho en este campo.
Los estudios de grandes poblaciones de niños que han recibido anestesia han mostrado resultados variables. Muchos no muestran ningún efecto de la exposición a la anestesia para la cirugía. Un número menor de estudios indica una correlación con problemas de aprendizaje después de la anestesia, pero éstos se han asociado generalmente a exposiciones múltiples a la anestesia bastante tempranas en la vida. El mayor estudio en este campo concluyó que una única exposición a la anestesia en la primera infancia no tenía ningún efecto.
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