Colecistectomía

La colecistectomía (extirpación de la vesícula biliar) es uno de los procedimientos quirúrgicos más comunes que se realizan en los EE.UU. Según un estudio de 2017 sobre las mejores prácticas actuales, cada año se realizan 1,2 millones de procedimientos de extirpación en los EE.UU. Los cálculos biliares son la razón más común para esta cirugía, pero puede realizarse por una variedad de enfermedades de la vesícula biliar. Hay dos tipos principales de cirugía de colecistectomía: un procedimiento laparascópico mínimamente invasivo y un procedimiento abierto.

¿Qué es la vesícula biliar?

La vesícula biliar es un órgano hueco con forma de pera situado justo debajo del hígado, en el lado derecho del abdomen. Sirve de depósito para almacenar y segregar la bilis hacia el intestino delgado. El hígado produce la bilis (un líquido espeso de color verde amarillento) y luego viaja a través de un sistema de estructuras en forma de tubo llamadas conductos biliares para ser almacenada en la vesícula (para su uso posterior) o secretada en el intestino delgado para ayudar a descomponer las grasas ingeridas.

Objetivo de la colecistectomía

Existen varias formas de enfermedad de la vesícula biliar que pueden tratarse mediante una colecistectomía.

Cálculos biliares

Una afección anormal llamada colelitiasis (o cálculos biliares) es una de las razones más comunes para someterse a una colecistectomía. Las sustancias presentes en la bilis pueden solidificarse, formando piedras duras de diversos tamaños (desde piedras muy pequeñas en forma de grano hasta piedras del tamaño de una pelota de golf). Estos cálculos son el resultado de varios factores, como un exceso de colesterol o de sales biliares en la bilis.

Aproximadamente el 15% de las personas de 50 años o más están afectadas por los cálculos biliares.

A medida que la bilis se desplaza por el sistema biliar (los órganos y conductos que intervienen en la excreción y el almacenamiento de la bilis), es frecuente que los pequeños cálculos se atasquen en el conducto biliar que conecta la vesícula con el intestino delgado. Estos pueden causar un dolor intenso y otras complicaciones como la pancreatitis (inflamación del páncreas). El tratamiento de los cálculos biliares suele consistir en la extirpación de la vesícula.

Otras condiciones

Otras razones comunes para la colecistectomía son:

  • Pancreatitis biliar aguda (una complicación potencialmente mortal que puede darse en quienes tienen cálculos biliares).
  • Disquinesia biliar (cuando la vesícula biliar no se vacía correctamente, lo que provoca dolor intenso, náuseas e intolerancia a los alimentos grasos).
  • Inflamación de la vesícula biliar (colecistitis)
  • Pólipos grandes de la vesícula biliar

Síntomas de la enfermedad de la vesícula biliar

Existen algunos síntomas comunes de la enfermedad de la vesícula biliar que suelen dar lugar a la colecistectomía, entre ellos:

  • Indigestión
  • Náuseas y vómitos
  • Dolor abdominal agudo
  • Fiebre
  • Ictericia (tinte amarillento en la piel y los ojos debido a la obstrucción del conducto biliar por cálculos)

Tipos de procedimientos de colecistectomía

Para extirpar la vesícula biliar se suelen realizar dos tipos de procedimientos. La primera es una técnica abierta. Este solía ser el procedimiento estándar, que implicaba una gran incisión y un mayor tiempo de curación de la herida. Según un estudio de 2017, la técnica abierta, comúnmente realizada antes del año 1991, implicaba una estancia hospitalaria de dos a seis días de postoperatorio (después de la cirugía).

Una colecistectomía también puede implicar un colangiograma intraoperatorio (COI), que es una radiografía en vivo y en tiempo real de los conductos biliares, tomada durante la cirugía. Un COI se realiza para comprobar si hay cálculos biliares y asegurarse de que el cirujano puede ver correctamente el conducto biliar común (una zona que a veces es difícil de diferenciar debido a la organización compacta de estas estructuras).

El segundo tipo de cirugía, que es el estándar hoy en día, es una cirugía mínimamente invasiva realizada mediante una técnica laparoscópica. La cirugía laparoscópica utiliza una herramienta llamada laparoscopio, con una pequeña cámara; el procedimiento se lleva a cabo con la ayuda de herramientas muy pequeñas y una cámara para la visualización (donde el cirujano puede obtener una visión muy clara del sitio quirúrgico.

El laparoscopio puede realizar procedimientos terapéuticos -como la extirpación de la vesícula biliar- después de que el cirujano realice unas pequeñas incisiones (entre 0,5 y 1 centímetro). Las incisiones se realizan para la entrada del endoscopio en el abdomen (así como para el puerto de extracción de la vesícula). En la actualidad, el 92% de las colecistectomías se realizan por vía laparoscópica.

Ventajas de la colecistectomía laparoscópica

Una de las mayores ventajas de someterse a una colecistectomía mínimamente invasiva mediante cirugía laparoscópica puede ser el hecho de que el tiempo de estancia en el hospital se reduce de una estancia postoperatoria (después de una operación quirúrgica) de dos a seis días, al alta del mismo día (o hasta un día de estancia) en el caso de la cirugía laparoscópica. Un estudio de 2015 informó de las ventajas de la colecistectomía laparoscópica, que incluyen:

  • Utilización de la anestesia epidural (que se asocia a una menor incidencia de complicaciones tras la cirugía que la anestesia general)
  • Ahorro de costes para el paciente
  • Aumento de la satisfacción del paciente
  • Menos dolor postoperatorio
  • Menor sangrado durante la cirugía (menor riesgo de necesidad de transfusión de sangre)
  • Menor tiempo de recuperación y hospitalización
  • Menos cicatrices y mejor cicatrización de las heridas

Indicaciones de la colecistectomía abierta

Hay varias razones por las que el cirujano puede realizar una colecistectomía abierta, en lugar de un procedimiento laparoscópico. Estas pueden ser:

  • Obesidad
  • Pancreatitis (inflamación del páncreas)
  • Daños extensos en la vesícula biliar (como cicatrices e inflamación)
  • Embarazo (tercer trimestre)
  • Problemas hepáticos graves.
  • Tejido cicatricial en el abdomen por cirugías anteriores en la misma zona
  • Dificultad para ver la anatomía de una persona durante un procedimiento laparoscópico
  • Hemorragia insospechada que no puede controlarse durante la cirugía laparoscópica
  • Cualquier otra situación que lleve al cirujano a decidir que la cirugía abierta es más segura (puede determinarse después de que comience el procedimiento laparoscópico y el cirujano pueda obtener una buena visión de la anatomía).

Antes de la cirugía

Hay varias medidas preoperatorias (antes de la cirugía) que pueden ser ordenadas por el cirujano antes de una colecistectomía, estas incluyen:

  • Deje de comer y beber líquidos según las instrucciones de su cirujano.
  • Dúchese la noche anterior a la intervención (es posible que le indiquen que utilice un jabón antiséptico).
  • Tome sólo los medicamentos que su cirujano le indique la mañana de la operación (con un pequeño sorbo de agua).
  • Siga las instrucciones de su cirujano sobre los medicamentos que debe dejar de tomar antes de la operación (como los anticoagulantes y otros medicamentos).
  • Consiga que alguien le lleve a casa después de la operación.

El procedimiento quirúrgico

El procedimiento mínimamente invasivo (laparoscópico)

Los pasos para someterse a una extirpación laparoscópica de la vesícula biliar incluyen:

  1. Se le administrará anestesia general para dormirle durante el procedimiento
  2. Se realiza una pequeña incisión cerca del ombligo para insertar un puerto (un pequeño dispositivo que crea una abertura para llenar el abdomen con gas de dióxido de carbono; este gas se utiliza para expandir el abdomen para una visualización óptima de la vesícula biliar, los conductos biliares y los órganos adyacentes).
  3. Se introduce una pequeña cámara a través del puerto; la cámara muestra la cirugía en una pantalla de televisión en el quirófano.
  4. Se introducen otros puertos para la colocación de pequeños instrumentos.
  5. La vesícula biliar se desconecta y se extrae a través de una de las tres o cuatro pequeñas incisiones.
  6. El cirujano cierra la incisión con pequeños puntos de sutura, grapas o pegamento quirúrgico que desaparecerán automáticamente al cicatrizar las heridas (no es necesario retirarlos después de la intervención).

Cirugía robótica

El cirujano puede utilizar un robot quirúrgico para realizar la operación; un robot es guiado por el cirujano a través de una plataforma de visualización, la diferencia básica es que en lugar de guiar los instrumentos a mano, el cirujano guía al robot para que utilice los instrumentos que extraen la vesícula. Esto se conoce comúnmente como cirugía robótica.

Los avances tecnológicos han dado lugar a instrumentos más pequeños y a imágenes de mayor calidad durante la cirugía laparoscópica, lo que permite a los cirujanos realizar una disección más precisa con un sangrado mínimo.

Procedimiento quirúrgico abierto

La principal diferencia entre una colecistectomía abierta y una realizada por laparoscopia es que durante un procedimiento abierto se realiza una incisión mucho más grande (de 15 centímetros) en el abdomen, en el lado derecho (debajo de las costillas). El tejido muscular se retrae para revelar la vesícula biliar y ésta se extrae utilizando instrumentos más grandes (que los utilizados durante la cirugía laparoscópica). La intervención abierta dura aproximadamente entre una y dos horas.

Después de la cirugía

Tras la intervención, la mayoría de las personas serán dadas de alta a su casa una vez que puedan comer y beber normalmente y caminar sin ayuda.

Tras una colecistectomía laparoscópica, la mayoría de las personas reciben el alta el mismo día de la intervención. Tras una colecistectomía abierta, la persona suele pasar de dos a tres días en el hospital antes de recibir el alta. La recuperación completa dura aproximadamente de cuatro a seis semanas.

Se suele programar una cita de seguimiento aproximadamente dos o tres semanas después de la cirugía.

Dolor

Por lo general, se fomenta el uso de analgésicos sin receta para el dolor; a veces se prescriben analgésicos narcóticos durante unos días después de la cirugía. Es más probable que se receten narcóticos después de una intervención quirúrgica abierta, que se sabe que causa un dolor más intenso que la cirugía mínimamente invasiva (laparoscópica). Asegúrese de seguir las instrucciones del profesional médico en cuanto al tipo de medicación que debe tomarse y la frecuencia.

Se pueden utilizar compresas frías o hielo para aliviar el dolor después de la cirugía; asegúrese de preguntar a la enfermera que le dé el alta sobre cómo utilizar el hielo correctamente para evitar lesiones en la piel.

Actividad

Por lo general, la actividad normal puede reanudarse en torno a una semana después de la cirugía laparoscópica, pero asegúrese de consultar con el cirujano u otro profesional médico sobre cuándo reanudar cualquier tipo de levantamiento de peso o ejercicio físico extenuante después de la cirugía.

Complicaciones

Después de la colecistectomía laparoscópica o abierta puede haber diferentes complicaciones, que pueden incluir:

  • Dolor leve en el hombro (resultante del gas de dióxido de carbono utilizado para mejorar la visualización del sitio quirúrgico)
  • Infección
  • Sangrado
  • Fuga de bilis
  • Lesión del conducto biliar común (la estructura en forma de tubo que funciona para transportar la bilis al intestino delgado)
  • Lesión de estructuras cercanas, como el intestino delgado.
  • Complicaciones de la anestesia (como la neumonía)
  • Hernias (una pequeña porción del intestino sobresale a través de la pared muscular)

¿Cuándo llamar al médico?

Hay varias razones para ponerse en contacto con su profesional médico después de una colecistectomía. Estas incluyen:

  • Dolor, enrojecimiento, sangre o pus en uno de los lugares de la incisión
  • Náuseas o vómitos intensos (sobre todo cuando impiden retener alimentos o líquidos)
  • Aumento del dolor (sobre todo si el dolor no cede después de tomar analgésicos)
  • Hinchazón del abdomen
  • Ictericia (tinte amarillento en la piel o los ojos)
  • Fiebre (más de 38 grados)
  • Drenaje maloliente en el lugar de la incisión
  • Problemas respiratorios o tos que no cede

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